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Cepa Hawaiian Haze CBD: propiedades, efectos y aroma

Hay variedades que se quedan en la memoria por algo más que su nombre, y Hawaiian Haze CBD es de esas. Si te preguntas por qué tantos cultivadores, médicos y usuarios la señalan como la “joya del Pacífico”, la respuesta empieza en su equilibrio raro de encontrar: potencia alta en CBD con un carácter aromático tropical que no satura y una experiencia nítida, usable en el día. No es hype: es una genética con trayectoria, datos de laboratorio sólidos y una consistencia que resiste comparaciones. Y eso, en cannabis, habla de rigor real.

Su reputación internacional no es un gesto de marketing. Hawaiian Haze CBD ganó el 1er lugar en la High Times Hemp Cup 2020, un reconocimiento que no llega sin argumentos cuantificables: análisis repetidos confirman contenidos de CBD que, tras descarboxilación (proceso térmico que convierte ácidos cannabinoides como CBDA en su forma activa), se mueven en un rango reportado del 14,5% al 22,37%, con lotes que alcanzan 22,370% de cannabinoides totales antes de ese proceso. La promesa terapéutica existe porque está medible, y eso pesa cuando decides qué flor entra en tu rutina diaria.

La idea de “joya” también tiene que ver con su perfil legal y práctico. THC en niveles de cumplimiento -por debajo del 0,2% delta-9 – permite acceso amplio sin perder presión terapéutica del CBD. En términos sencillos: puedes aspirar a claridad mental y alivio sin el lastre psicoactivo que no buscas. Es un punto donde forma y función se alinean.

Desde la consulta clínica y el cuaderno de campo, Hawaiian Haze CBD se comporta como una herramienta flexible. En usuarios nuevos, el inicio suele ser amable y progresivo; en perfiles con experiencia, entrega un “techo” de CBD alto sin volverse plana. El fondo aromático tropical – coco y piña como notas base – no es solo placer: adelanta un conjunto de terpenos (compuestos aromáticos con actividad biológica) que modulan la experiencia, algo que luego se traduce en enfoque, ligereza corporal y una relación con el estrés que se siente más llevadera.

¿Por qué confían en ella tantos cultivadores serios? Porque Hawaiian Haze CBD nace de un programa genético estable y bien documentado. Hablamos de una sativa dominante con selección multigeneracional y análisis químicos que han fijado la producción de CBD y minimizado la vía hacia THC, un camino que reduce sorpresas de lote a lote y consolida su perfil terapéutico. Esa estabilidad, en tu experiencia, se traduce en previsibilidad: hoy y el mes que viene te dará sensaciones muy parecidas si replicas condiciones de uso.

Si te interesan las cifras, hay más señales de calidad objetiva. La mayoría de lotes de Hawaiian Haze CBD certificados por laboratorios externos (terceros independientes con métodos trazables) muestran CBD alto con relaciones CBD:THC amplias y paneles que incluyen terpenos principales como terpinoleno, β-cariofileno y β-mirceno, coherentes con esa impronta tropical limpia. Para ti, esto significa datos para decidir: desde dosis iniciales hasta la hora del día.

En lo cotidiano, lo que importa es cómo se siente. Hawaiian Haze CBD suele ofrecer 2-4 horas de bienestar con un arranque claro y un descenso suave, apto para mantenerte activo o desconectar sin pesadez. Es una flor que cabe en agendas reales: trabajo, movimiento, tareas creativas o cierre de jornada ligero. Y cuando una variedad te suma sin interponerse, entiendes por qué muchos la nombran como la Hawaiian Haze CBD que marca la diferencia.

Orígenes y genética de la variedad Hawaiian Haze CBD

En Hawaiian Haze CBD, el punto de partida es un cruce con intención clara: DC Haze “Cookies Cut” × Early Resin Berry (ERB). Este linaje combina la ligereza aromática de las Haze con una base resínica que fija CBD alto y mantiene THC bajo, algo que no sucede por casualidad. Es la arquitectura genética que explica por qué la flor ofrece un perfil tropical limpio y un rendimiento químico estable lote tras lote. El resto —reputación y usos— se sostiene en esa base.

Detrás está Oregon CBD Seeds, una casa conocida por estabilizar rasgos útiles para cultivo y uso médico.

Cuando te dicen que es sativa dominante (60–70%), no es solo una etiqueta de marketing. “Sativa” aquí anticipa fenotipos (conjunto de rasgos visibles derivados del genotipo) más altos, de internudos amplios y con tiempos de floración que pueden extenderse, pero también una experiencia más despejada a nivel mental. En laboratorio, esta genética se asocia a una expresión optimizada de CBDAS (enzima que convierte el precursor en CBD) y una vía THCAS minimizada (enzima que favorece la síntesis de THC), lo que encaja con la experiencia clara que buscas. Además, el análisis cromosómico la ubica en el clúster K2 de resina alta en CBD (grupo típico de cáñamo), con conteo estándar 2n=20. Todo esto no decora; orienta expectativas.

El cruce DC Haze “Cookies Cut” × ERB no se dejó al azar. Hubo selección asistida por análisis químicos durante varias tandas de endogamia (cruces dentro de la misma línea para fijar rasgos estables), con el objetivo de mantener el perfil de terpenos (compuestos aromáticos con actividad biológica) mientras se consolidaba un techo alto de CBD. El resultado: consistencia de cannabinoides con totales que alcanzan 22,37–24,5% y un perfil aromático que conserva las notas tropicales que reconoces al abrir el frasco. Esta coherencia es la que eleva su valor, tanto para uso personal como para proyectos comerciales.

Ahora, el punto clave para ti: ¿cómo se consigue esa previsibilidad? Con 8–10 generaciones de estabilización, en las que se purgan desviaciones indeseadas y se confirman marcadores de CBD alto y THC bajo. Esta estrategia reduce sorpresas: minimiza plantas que “se salen” en delta-9 y preserva el carácter aromático. El informe técnico recoge también que el ratio CBD:THC se mantiene amplio, apoyando el cumplimiento legal y la utilidad terapéutica. Para el usuario, esto se traduce en una flor que se siente similar entre compras, siempre que los procesos de curado y almacenamiento respeten la química de base.

El papel de Oregon CBD Seeds aquí es doble: aporta genética y método. Su catálogo prioriza líneas con CBDAS dominante y control de THCAS, y respalda cada etapa con laboratorios externos (terceros independientes con acreditaciones ISO/IEC 17025, un estándar de competencia técnica). Esta trazabilidad evita la típica lotería de “misma etiqueta, efecto distinto” y hace que Hawaiian Haze CBD sea una candidata segura cuando quieres una sativa diurna que no te pase factura.

Para ti, sativa dominante significa estructura más alta y respuesta más “arriba”, pero con CBD alto que modula la excitabilidad. Si buscas claridad funcional y un perfil tropical, este equilibrio genético te encaja.

Perfil de Cannabinoides en Hawaiian Haze

Cuando te acercas a Hawaiian Haze CBD, lo primero que importa es la química real y repetible. Los análisis de laboratorio independientes sitúan el CBD total tras descarboxilación (conversión térmica de CBDA en CBD activo) entre 14,5% y 22,37%, con un lote documentado en 22,370% de cannabinoides totales y 19,116% de CBDA más 0,777% de CBD antes del calor. Ese rango no solo suena bien: explica por qué la experiencia suele ser consistente y predecible. Y, muy importante, el THC delta-9 figura claramente en cumplimiento legal por debajo del 0,2%, algo imprescindible si buscas uso diurno sin psicoactividad marcada. Aquí, las cifras no adornan; guían tu decisión.

La lectura fina del panel revela cannabinoides menores que añaden matices: CBGa (precursor de CBG) alrededor del 0,436%, CBG en 0,076%, CBCa (precursor de CBC) en 0,906% y CBC en 0,121%. Estos compuestos participan en el llamado efecto séquito (interacción sinérgica entre cannabinoides y terpenos que modula la respuesta), aportando un fondo fisiológico más amplio que el CBD aislado. En términos prácticos, lo notarás como una sensación más completa: claridad mental con cuerpo equilibrado, menos aristas.

El ratio CBD:THC estable entre 25:1 y 30:1 resume esa propuesta: mucho CBD, muy poco THC. Legal y usable.

Si te preocupa la letra pequeña, la fórmula de cumplimiento de THC totalTHCA × 0,877 + THC— se respeta en los lotes analizados, manteniendo el umbral ≤0,2% exigido por normativa. Para ti, esto significa tranquilidad regulatoria y menos sorpresas al comprar.

Además del número grande de CBD, conviene entender qué aportan CBG y CBC. En los informes, CBC aparece asociado a potencial antiinflamatorio (reducción de señales proinflamatorias a nivel celular), mientras CBG se vincula con posible neuroprotección (apoyo a vías que protegen neuronas frente a estrés oxidativo). No son declaraciones vacías: son tendencias bioquímicas observadas de forma consistente en la variedad y respaldadas por paneles completos. Para el usuario, esto se traduce en una base calmante que no adormece y un tono anímico más estable.

Aquí la clave clínica: el CBD alto con THC bajo favorece uso diurno sin “nube” mental. Ese es el motivo de tantas reseñas positivas serias.

Los datos valen cuando pasan por laboratorios terceros con métodos trazables. SC Labs, ACS Laboratory y ProVerde figuran como casas de referencia que confirman consistencia interlote, algo fundamental si quieres repetir resultados en tu rutina. En mi práctica, cuando recomiendo una flor rica en CBD, priorizo informes con cuantificación de cannabinoides (medición precisa de cada compuesto), perfil de terpenos, cribado de contaminantes y residuos de solventes: cuatro piezas del puzzle que diferencian un producto “bonito” de uno realmente fiable. Hawaiian Haze CBD trae ese respaldo.

Lote ejemplo: #D120424FZ. En este batch, el laboratorio reporta 22,370% de cannabinoides totales con el detalle fino de CBDA 19,116%, CBD 0,777%, CBGa 0,436%, CBG 0,076%, CBCa 0,906%, CBC 0,121% y delta-9 THC 0,138%. El ratio CBD:THC cae dentro del rango 25:1–30:1, lo que reafirma su idoneidad legal y terapéutica. Esto es lo que quieres ver: números que se sostienen, no solo promesas.

Ahora, ¿qué implica para ti este perfil de cannabinoides? Primero, un CBD sólido que aporta base ansiolítica (disminución de respuesta al estrés a nivel de sistema límbico) sin somnolencia. Segundo, cannabinoides menores que redondean la respuesta: menos tensión muscular residual, menor “rebote” tras usarla y una curva de 2–4 horas de bienestar cuando el producto está bien curado. Tercero, margen de maniobra: puedes ajustar dosis según objetivo —desde enfoque ligero hasta relajación más marcada— sin miedo a cruzar la línea psicoactiva. Las cifras lo avalan y los informes lo repiten.

Perfil de terpenos único

El carácter de Hawaiian Haze CBD no se entiende sin sus terpenos (compuestos aromáticos con actividad biológica) y cómo se equilibran entre sí. Aquí está el porqué del coco, la piña y esa ligereza tropical que recuerdas al primer contacto.

TerpenoConcentración (mg/g)CategoríaNotas aromáticas / rolApunte biológico
β-Caryophyllene8.418PrincipalEspeciado; aporta “cuerpo” al bouquetAfinidad por CB2 (receptor que modula respuestas inflamatorias)
Terpinolene7.566PrincipalFrutal-limpio; motor tropical, brillo en arranque
β-Myrcene3.657PrincipalSuaviza transiciones; relajación sin somnolencia
α-Humulene3.768SecundarioMadera seca; sequedad en final
α-Bisabolol2.183SecundarioFloral-camomila; calma suave
Limonene1.083SecundarioCítrico; eleva el ánimo con claridad discreta
Total terpenos1.90–3.081 % (p/p)Rango total de terpenos en peso secoDetermina frescura, definición y capas aromáticas

Terpinolene (7.566 mg/g, miligramos por gramo), β-caryophyllene (8.418 mg/g) y β-myrcene (3.657 mg/g) forman el triángulo principal que define la aromática de Hawaiian Haze CBD. Terpinoleno aporta tono frutal-limpio; β-cariofileno suma un matiz especiado; β-mirceno redondea y suaviza el cuerpo del humo. Todo se sostiene con una base secundaria de α-humuleno (3.768 mg/g), α-bisabolol (2.183 mg/g) y limoneno (1.083 mg/g), que añaden madera fina, calma tipo manzanilla y un toque cítrico. En conjunto, esa constelación genera un perfil tropical coherente y reconocible.

Cuando sometes la flor a GC-MS (cromatografía de gases–espectrometría de masas, técnica analítica que identifica y cuantifica compuestos volátiles), aparecen con claridad las notas de base: coco y piña. Sobre ellas, mango, cítricos y pino actúan como “medios” aromáticos; el final se percibe floral con un guiño sutil a diésel. Esta arquitectura explica por qué Hawaiian Haze CBD resulta fresca, limpia y con recorrido en nariz: los picos terpénicos están bien distribuidos y se perciben en capas, no todos a la vez. Si te interesa la cifra total, el conjunto de terpenos ronda el 1,90–3,081% del peso seco, un valor alto para una flor de uso cotidiano.

Más allá del olfato, ese reparto de terpenos también orienta sensaciones: alerta suave sin tensión y descanso corporal sin pesadez. El detalle técnico importa porque condiciona tu experiencia real.

Terpinolene (7.566 mg/g) es el motor tropical de Hawaiian Haze CBD. Suele expresarse con fruta madura y un filo herbal limpio; en taza, marca el arranque brillante de la calada y deja un posgusto ligero. β-Caryophyllene (8.418 mg/g) añade especia y, a nivel biológico, es un terpeno con afinidad por CB2 (receptor que modula respuestas inflamatorias); su presencia constante en el panel explica parte del confort físico que muchos usuarios describen. β-Myrcene (3.657 mg/g) funciona como “cola aromática”: suaviza transiciones y aporta una sensación de relajación sin somnolencia. Juntos sostienen la identidad tropical sin saturar.

La constelación secundaria importa en la firma olfativa de Hawaiian Haze CBD. α-Humulene aporta madera seca y sequedad en final; α-bisabolol dibuja un trazo floral-camomila; limonene refuerza el plano cítrico y levanta el ánimo de forma discreta (sensación de “claridad” tras pocas caladas). El resultado en nariz es equilibrado, con paso progresivo desde fruta cremosa a resina limpia.

Si cierras los ojos al oler Hawaiian Haze CBD, primero llega coco y piña; después aparecen mango y cítricos, y finalmente pino con un eco floral. En boca, la textura es limpia y el retro-nasal mantiene la escena tropical sin amargor persistente.

¿Cómo preservar los terpenos? Guía práctica de almacenamiento

La química manda: los terpenos son volátiles y se degradan por oxidación (reacción con oxígeno que rompe moléculas), luz (fotodegradación) y temperatura alta. Para conservar el perfil de Hawaiian Haze CBD, apunta a 60–70 °F (15,5–21 °C) y 60–65% RH (humedad relativa), en envase hermético con poca cámara de aire. Esta ventana mantiene potencia y aroma durante 18–24 meses si respetas el sellado y evitas aperturas frecuentes.

Consejos accionables:

  • Usa frascos de vidrio ámbar con junta de silicona; evitan luz y fugas de terpenos.
  • Añade un regulador RH calibrado a 62–65% (sobres de control de humedad); corrige el ambiente sin “mojar” la flor.
  • Llena el envase hasta 80–90% para reducir oxígeno; menos aire, menos oxidación.
  • Guarda en armario fresco y oscuro; evita neveras por condensación (agua que se forma al cambiar de temperatura) y riesgo de olores cruzados.

Si notas que el olor pierde definición —la piña se apaga o el coco se vuelve tenue—, suele deberse a picos de temperatura o a un sellado pobre. Revisa juntas, cambia el sobre RH y minimiza las aperturas: la nariz es tu mejor indicador. Cuando el perfil de terpenos se conserva, Hawaiian Haze CBD mantiene esa entrada tropical y el final limpio que buscas para uso diurno sin pesadez.

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